Dónde nace el antisemitismo y por qué perdura

19/Ene/2022

Ynet Español- por David A. Rosenthal

Ynet Español- por David A. Rosenthal*

Es uno de los vocablos más estudiados y con varias definiciones. Para frenar su alarmante crecimiento hacen falta medidas preventivas, criterios y nuevas políticas. Fuente foto: AFP

“El antisemitismo nunca es un fin, siempre es un medio; es un criterio para medir contradicciones que no tienen salida”

Vasili Grossman

 Antisemitismo tal vez sea el vocablo que más coerción ejerce dentro del pueblo judío. De forma involuntaria, claro está. De forma ajena, pero no en todos los casos. Esa coerción que incide de forma directa en la voluntad y la conducta de los individuos. Sin embargo, ese proceso coercitivo forma una cohesión. La cohesión como relación estrecha entre un grupo de individuos forma la identidad necesaria para sobrevivir en el tiempo.

El antisemitismo hace que los judíos sean especiales. La persecución que se ha enfocado en contra de los judíos convierte al morboso espectador en un aficionado, un “amateur” de las tribulaciones de Israel.

Asimismo, el sentimiento como tal del antisemitismo se alimenta de los individuos judíos que están fuera del grupo o que cometen errores visibles ante la sociedad, en principio en el exilio fuera de Israel, pero que en el mismo Israel también tiene un lugar para esto. Hay antisemitismo dentro de Israel, algunos no lo podrán creer hasta que perciben que sí lo hay, pero de una forma enmascarada en cuanto al auto odio se trata. También el conflicto interno entre los unos con los otros, que siendo judíos no pueden tolerarse entre sí.

Sin embargo, el antisemitismo, es decir, el odio hacia el pueblo de Israel, casi siempre gratuito, ha cobrado las vidas de muchas personas a lo largo de la historia. Personas inocentes, niños, ancianos, mujeres embarazadas, bebes, etc., mártires y más mártires es lo que tiene el pueblo del libro. La Torá advierte a los hijos de Abraham de forma temprana sobre estos sucesos tan desafortunados. Pero dentro de una colectividad que, a pesar de no ser grande en cantidad, es una colectividad y además que se hace notar, los judíos transitan caminos arriesgados, contracorriente y decisorios.

El Diccionario de la Real Academia Española define antisemita como: “que muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia”. Sin embargo, este concepto se queda corto, pues los prejuicios, la hostilidad y el rechazo son algo casi innato del ser humano.

Antisemitismo va más allá de hostilidad y prejuicios, la historia reciente lo demuestra y la no tan reciente también. Querer erradicar de la faz de la tierra a un pueblo, querer exterminar a todas las personas de una colectividad no es normal. Como no es normal tampoco que, ante tantos agravios, persecuciones, exilios, asesinatos y en general mermas poblacionales, aun exista pueblo judío y además luego de un exilio tan remoto en tiempo como en espacio, exista un estado judío bajo el nombre Israel y en el territorio donde otrora fue.

Otra definición, mucho más completa es la acuñada el 26 de mayo de 2016, en la que los 31 países miembros de la IHRA adoptaron una definición práctica, jurídicamente no vinculante, de «antisemitismo»: «El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto».

Con la definición de la IHRA se puede comprender de forma más clara lo que es antisemitismo, aunque tal vez no haya una definición perfecta del término, pues el antisemitismo –como cualquier expresión de odio– no es racional sino pasional o emotiva.

Tal vez no haya una definición perfecta del término, pues el antisemitismo –como cualquier expresión de odio– no es racional sino pasional o emotiva

Y cuando los términos o situaciones no tienen una explicación racional, es bastante difícil lograr comprenderlos y encasillarlos en un concepto o referencia. Mas, tener un termino casi universal sobre el abstracto concepto permite que se pueda juzgar y hasta prejuzgar lo que en potencia podría desencadenar terribles hechos como los que ya sabemos y no hace falta mencionar.

El antisemitismo es como un lobo hambriento que se esconde entre los bosques y sale en el fulgor de la noche a cazar a su presa. Siempre latente y siempre al acecho. No duerme, pero tampoco se le ve continuamente. Va y viene, ataca cuando puede, se esconde cuando no. Pero siempre está ahí.

Otra definición es la de la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés) que promulga: es antisemitismo “La creencia o el comportamiento hostil hacia los judíos sólo porque son judíos. También adopta la forma de enseñanzas religiosas que proclaman la inferioridad de los judíos, por ejemplo, o de esfuerzos políticos para aislarlos, oprimirlos o perjudicarlos de otro modo. También puede incluir opiniones prejuiciosas o estereotipadas sobre los judíos”.

Así las cosas, las diferencias entre definiciones sobre antisemitismo no son muchas ni muy diferenciales. Y ninguna definición es universal de momento, además, hay lugares donde no va a existir una definición sobre antisemitismo pues son por naturaleza antisemitas.

Sobre definir algo como antisemitismo la tarea no es fácil, mas es necesaria. Si no ¿cómo se va a juzgar a los antisemitas y los hechos de esta índole?

Hay sinnúmero de “libelos de sangre” o “calumnias de sangre” que son alegatos antisemitas contra los judíos de la Europa medieval principalmente, aunque también fueron víctimas judíos en Rusia, en el norte de África y el Mundo Árabe.

La calumnia y juicio de deshonra al capitán Alfred Dreyfus y los Protocolos de los Sabios de Sion son los más relevantes casos del antisemitismo moderno previo a la propaganda antisemita nazi que acabó con las millones de almas judías. El antisemitismo contemporáneo es el rezago que quedo del antisemitismo de la ultraderecha, junto al antisemitismo de la izquierda y la ultraizquierda, sumado al antisemitismo “visceral-religioso” del mundo islámico radical. Esto, principalmente, conforma el nuevo antisemitismo que a la final no tiene nada de nuevo.

Los judíos son los culpables del COVID-19, eso también. Israel es un estado de apartheid, terrorista dicen algunos. De vez en cuando hay atentados en sinagogas en diferentes lugares del mundo, incluso no hace mucho una fue detonada (el caso de la AMIA en Buenos Aires Argentina).

El antisemitismo pareciera convivir con los judíos, sin explicación. Donde hay un judío hay antisemitismo e incluso donde no los hay. El antisemitismo no es inerte y no esta erradicado, late dentro de miles de corazones, pero Israel es más que eso y prevalecerá sobre ello. Es preocupante ver cómo personajes antisemitas se multiplican cada día más y observar incluso cómo toman el poder de naciones. Bajo la bandera del antisionismo o de estar en contra de Israel, ejercen un nuevo antisemitismo. También entidades transnacionales, todo tipo de organizaciones no gubernamentales, etc., son focos de antisemitismo. Son cifras que pueden llegar a ser alarmantes, sumado a lo que se puede llegar a apreciar en las redes sociales en contra de Israel y los judíos, pero ¿en qué momento se sale de las manos? Ahí es donde debe haber respuestas, medidas preventivas, criterios y nuevas políticas para frenarlo a tiempo.

(*) Politólogo, periodista y analista internacional.