Discurso en el acto por el 16º aniversario del atentado a la AMIA

12/Ago/2010

Presidente del CCIU, Cr. Marcos Israel

Discurso en el acto por el 16º aniversario del atentado a la AMIA

Sr. Cónsul de Israel, autoridades nacionales y departamentales, Sr. Director de Derechos Humanos del MEC, amigos y amigas:

Estamos esta noche conmemorando el 16o aniversario del atentado a la sede central de la colectividad judía argentina.
Esta conmemoración nos trae siempre una cantidad de sentimientos y reminiscencias.

En estos días conmemoramos, tal cual ocurre desde épocas bíblicas, un nuevo Tisha Beav. En ese día, el noveno del mes de Av del calendario hebreo, la tradición ha concentrado algunas de las peores catástrofes de la historia judía, ocurridas en el entorno de la misma.
Los desastres especialmente recordados en esa fecha son, entre otros: la destrucción del Primer Templo en el 586 ac; la destrucción del Segundo Templo en el 70 dc y la salida de los últimos judíos de España luego del edicto de expulsión de marzo de1492. Pero hay varios más, entre los cuales la caída de la fortaleza de Betar, último bastión de la rebelión de Bar Cojba contra Roma en el 135 dc y la orden de expulsión de los judíos de Inglaterra en el año 1290.

Significativamente el atentado de la AMIA se produjo en este mismo entorno de fechas.

Generalmente uno de los énfasis de las conmemoraciones del atentado ha sido destacar el carácter terrorista del hecho, que sin duda lo fue.
En esta ocasión, quiero poner el énfasis en otro aspecto, que si bien no ha pasado desapercibido, creo que no le hemos dado toda la dimensión que tiene, toda la importancia y significación que entiendo se le debe dar en la actualidad.

Este atentado fue inequívocamente un atentado antisemita.
Fue específicamente contra el lugar más representativo de la colectividad judía argentina, la más grande de América Latina.

Perpetrado por el gobierno de un país bien lejano –Irán- con un régimen islamista que no disimula en absoluto su carácter antijudío.
Un régimen que ha hecho esfuerzos denodados por negar el Holocausto, hecho éste, en sí mismo, antisemita.

Justo es decirlo, este régimen no sólo se caracteriza por ser racista contra los judíos sino que es racista en forma más genérica –como suele ocurrir con los regímenes racistas a lo largo de la historia-.

La Conferencia Continental de Asia de febrero del año 2001, que fue preparatoria de la CMCR de Durban, fue irónicamente organizada en Teherán.
Como todas las conferencias de ese tipo constaba de una conferencia ciudadana y otra de Estados. Pues bien, para ir a Teherán no hubo visas para ningún judío del mundo pero tampoco para los Bahais –otra minoría étnico religiosa perseguida por los iraníes-. Y todos sabemos aquí que pasa en Irán con las personas de condición sexual diferente, y con los derechos de la mujer.
Fue una conferencia internacional largamente discriminatoria.

Cualquier parecido con un régimen bien conocido del siglo pasado, no es casualidad.
Y no lo es porque este régimen no constituye un hecho aislado en la zona. Mucho antes del advenimiento del régimen de los ayathollas en 1979, estaba bien asentado en el mundo árabe el antisemitismo y la influencia de la ideología nazi, con proyección hacia otros países islámicos no árabes.

Si acordamos que el genocidio es la expresión más extrema del racismo, vale la pena recordar que antes del advenimiento de este régimen en Irán, los árabes anunciaron e intentaron en el terreno, en cuatro oportunidades, un genocidio de los judíos en Tierra Santa y en los países árabes.

La 1ª vez fue en 1941, siete años antes de la independencia de Israel, cuando el Mufti de Jerusalém Haj Amin al Husseini –autoridad máxima de carácter religioso y político de los árabes de la zona-, se entrevistó con Hitler en Berlín, para pedirle que llevara la solución final al Medio Oriente y al mundo árabe.
Hitler recibió de muy buen grado al Mufti, y lo trató como si fuera alemán –cosa que no era común-, confiándole el reclutamiento de 20.000 musulmanes para las SS que operaban en la ex Yugoslavia.
Al término de la guerra, el Mufti volvió a Egipto y fue recibido en El Cairo como un héroe nacional. Colaboró en la “importación” de otros nazis prófugos al mundo árabe y murió recién en 1974, por lo que su influencia tuvo una larga duración.

La 2ª vez que se intentó un genocidio judío por los árabes, fue en 1948, apenas se declaró la independencia de Israel. Anunciado de antemano, el presidente de la Liga Árabe –Azur Pashá- había advertido que si se concretaba la constitución del Estado judío, habría una masacre colosal que sería recordada junto con las Cruzadas y las masacres de los mongoles. Estaba muy fresca -en el imaginario árabe- la pretensión de un holocausto que abarcara también a los judíos de Tierra Santa.
Siete ejércitos árabes invadieron Israel con ese cometido apenas 24 horas después de declarada la independencia de Israel.
La determinación era tan clara que promovieron el abandono de sus residencias de los árabes habitantes de las ciudades israelíes para proceder con mayor tranquilidad a su destrucción.

El 3er intento de genocidio se produjo inmediatamente después de haber fracasado el 2ª, en los años 1949-50. Pero este estuvo anunciado por todo lo alto en la propia Asamblea General de las NNUU en noviembre de 1947, cuando se trataba la partición de lo que quedaba de la vieja provincia Palestina del Imperio Otomano, en dos Estados.

Allí, el representante egipcio en la ONU, Heykal Pachá, el 24/11/1947 dijo: –cito textualmente-: “La ONU no debe perder de vista que la solución propuesta puede poner en peligro a un millón de judíos residentes en los países musulmanes. La partición de Palestina puede crear en el seno de dichos países un antisemitismo aún más difícil de curar que aquel que los Aliados intentan curar en Alemania… Si la ONU decide dividir Palestina, podría ser responsable de disturbios muy graves y de la matanza de un gran número de judíos”.
Como sabemos, aunque es un hecho que ha tenido mucha menos difusión de la debida, casi la totalidad de esa población judía –del orden del millón de personas- que había residido allí por siglos, protagonizó un éxodo impresionante, la mayoría de ellos hacia Israel –donde llegaron en calidad de refugiados-, escapando de persecuciones violentas alentadas por los Estados árabes.

La 4ª vez que se planificó un genocidio fue en 1967 cuando la Liga Árabe -extraordinariamente armada por la Unión Soviética-, se sintió en condiciones de vencer a Israel. El presidente de de la L.A. Gamal Abdel Nasser prometió destruir Israel y echar a los judíos al mar.
Al mismo tiempo, el líder de los árabes palestinos, Chukeiri –en un reportaje que reprodujo Ursula Wasserman en Marcha en mayo de 1967-, ante la pregunta de si los árabes ganaban la guerra “¿Qué suerte correrán los sobrevivientes israelíes? “ , contestó “No habrá sobrevivientes” .

Sras., Sres., jóvenes, como ven pues, la pretensión de Irán de borrar a Israel del mapa no es novedosa. Por eso recalco el carácter visceralmente racista del régimen que impera en Irán desde 1979 y que fue el que perpetró el atentado que hoy estamos recordando.

Para aquellos que puedan pensar que tomamos demasiado al pie de la letra los discursos de estos líderes políticos, ahí tienen el ejemplo de Sudán. Los pueblos originarios africanos del sur de Sudán y los de Darfur en el oeste de Sudán han sido brutalmente masacrados por el régimen islamista que gobierna ese país, desde 1986 hasta el presente, cobrándose alrededor de 3 millones de muertos, cantidad incontable de mujeres esclavizadas y otro tanto de niños secuestrados y cambiados de identidad.

No se nos debe escapar tampoco las agresiones y persecuciones que vienen sufriendo las comunidades cristianas en esos países, existiendo al día de hoy millones de cristianos que se han exiliado en otras partes del mundo.

Como dijo Marcos Aguinis en un artículo reciente, esta gente dice lo que piensa y hace lo dice.

En este sentido, la carta fundacional del Hamas –grupo que representa uno de los brazos ejecutores de las políticas de Irán- no deja lugar a dudas. El artículo 7 de dicha carta dice textualmente: “El profeta, que Alá le bendiga y le dé salvación, ha dicho: “El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan contra los judíos, cuando el judío se esconderá detrás de piedras y árboles. Las piedras y los árboles dirán: Oh musulmanes, oh Abdulla, hay un judío detrás de mi, ven a matarlo”.
El artículo 22 es extenso, no lo voy a leer, pero ofrece evidencias inequívocas de su inspiración en los libelos que, a su vez, inspiraron el Mein Kampf, de Adolf Hitler. Reúne todas las calumnias que diferentes tendencias inventaron sobre los judíos y manifiesta un alucinante carácter reaccionario. El delirante artículo 22, implica que hasta la Revolución Francesa es abominable.
Esta corriente de antisemitismo está pues muy sólidamente posicionada en Medio Oriente.
Pero además, tiene la fuerza de irradiar fuertemente al resto del mundo.
Y no es éste un fenómeno que estamos descubriendo ahora.

Ya en 2001, en la Conferencia Mundial Contra el Racismo de Durban, pudimos observar con gran espanto, cómo la ola de antisemitismo que trajeron los países ya citados, inundó completamente la Conferencia, tanto la Conferencia Ciudadana como la de Estados.
A tal punto, que decenas de minorías de todo el mundo, que habían puesto grandes esperanzas en esa Conferencia Mundial, para avanzar en sus respectivas luchas contra el racismo y la discriminación, se vieron arrasadas y en su gran mayoría se fueron con las manos vacías y una gran frustración.

Meses antes de la Conferencia Mundial del 2001, era claro para los observadores, que la misma habría de ser desnaturalizada por las posiciones que venían de los países que integran la Conferencia islámica y que fueron claramente expresadas en la preparatoria de Teherán. Sin embargo, igualmente se permitió que ocurriera lo que ocurrió.

Pero esta irradiación de racismo no se dio solamente en el campus de la Conferencia, sino que va asentándose firmemente en países lejanos de su epicentro.

El mes pasado escuchamos con horror uno de los discursos más cargados de odio de que tengamos conocimiento quienes pertenecemos a generaciones posteriores al nazismo. Y provino de un país de América Latina.
El presidente Hugo Chávez profirió un discurso de odio rampante, no sólo por su contenido sino por la forma exaltada en que fue expresado, recordándonos los discursos de Hitler que hemos visto en películas.

De nuevo debemos preguntarnos: ¿es esto algo nuevo? ¿es un hecho puntual, aislado?

La respuesta es NO, no lo es.

Para que entiendan lo que quiero decir, volveré al año 2001. A Durban y a la Conferencia Preparatoria de las Américas en Santiago de Chile en las que participé.

La conferencia ciudadana de Santiago de Chile en diciembre del 2000 fue extraordinaria, una fiesta de diversidad, de respeto, de pluralismo, de democracia, de búsqueda inclaudicable de consensos. Los documentos que salieron de allí fueron los más serios e importantes de todo el proceso de preparación de la Conferencia de Durban.
Ocho meses después, cuando fuimos a Durban, sabíamos que cada región del mundo iba a tener su centro de operaciones, su carpa, así que yo fui pensando que la carpa de América Latina y el Caribe iba a ser mi casa.

Oh sorpresa!, cuando entro en la carpa de América Latina me encuentro con carteles antiisraelíes por todas partes y, mucho peor aún, cuando me acerqué a hablar con uno de los encargados de la carpa, apenas le dije mi nombre, me dio la espalda y se fue. La carpa de América Latina no sería mi casa en Durban.
Entendí con horror que el veneno de Teherán había llegado rápidamente hasta AL.
Se me encendió una luz amarilla, fue una señal muy fuerte.

Hoy, pocos años después, tenemos a la Venezuela de Hugo Chávez, y otros países que la siguen de cerca: Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba.

¿Cuál es el mapa de situación que tenemos en el mundo hoy?
En Medio Oriente una ideología islamista totalitaria fuertemente establecida en varios países de una Liga Árabe poderosísima y en un Irán cuyo poder crece exponencialmente.

El parecido con el régimen que estremeció el siglo XX tiene también que ver con el sueño de dominar al mundo y de obligar a la humanidad a estar regida por determinada forma de vida por ellos impuesta.

El hecho de que en nuestro mundo globalizado los países lejanos de zonas conflictivas no estamos a salvo.
Conviene recordar junto con el atentado de la AMIA en Buenos Aires, los atentados de Madrid, el del subte de Londres, las Torres Gemelas, el de Bali y las decenas de atentados que fueron frustrados en diversos lugares.

¿Qué falta para que se produzca un gran desastre?
¿Falta? ¿O ya se está empezando a gestar?
Tenemos hoy día una crisis económica muy importante en los países centrales de occidente.

La ideología islamista tiene millones de adeptos dentro de unos cuantos de esos países occidentales, y ahora también hace camino en América Latina.

Sras. Sres., amigos, quiero terminar estas palabras con un llamado de atención. Dirigido a todos // pero sobre todo a los hacedores de políticas, líderes de todas las confesiones religiosas, líderes sociales, comunicadores, // quiero pedirles que atiendan las señales. Por favor! atiendan las señales.
La historia está ahí, gritándonos qué fue lo que pasó cada vez que no se atendieron.

Muchas gracias.