De Túnez a Egipto

03/Feb/2011

El País, Editorial

De Túnez a Egipto

[EDITORIAL] 3-2-2011
El inicio de 2011 presenta un escenario distinto y novedoso en África del Norte. Todo comenzó en Túnez, cuando un reclamo económico puntual en diciembre, terminó este enero en una formidable crisis institucional con la huida del presidente Ben Alí y un esperanzador proceso de apertura política.
Desde entonces los reclamos se han multiplicado en casi toda la región y han hecho foco principalmente en el Egipto del presidente Hosni Mubarak (82 años). Llegado al poder luego del asesinato de Anwar El Sadat, de quien era vicepresidente en 1981, Mubarak tenía previsto presentarse por sexta vez a la presidencia de Egipto en este 2011. Pero la revuelta popular parece decidida a impedírselo.
Egipto ha vivido, como los demás países de África del Norte, bajo el régimen de una democracia de utilería. En realidad, el poder está en manos de aparatos de seguridad gigantescos, burocráticos, militares y policiales, que se mueven con total impunidad.
Allí no existen las elecciones libres. Mubarak fue electo en setiembre de 2005 con más del 88% del total de votantes, y su rival Ayman Nour apenas si alcanzó el 8%. Por denunciar un fraude electoral, Nour terminó condenado a cinco años de prisión por “falsificación de papeles”, sufrió torturas a lo largo de 2007, y la sede de su partido en El Cairo fue incendiada en noviembre de 2008. Fue liberado en febrero de 2009, pero se le prohibió votar y ser electo. En noviembre de 2010, también hubo un fraude masivo para las elecciones parlamentarias, que arrojó como resultado que más del 90% de los representantes fueran del Partido Nacional Democrático del presidente.
En estos años, toda la estrategia del poder ha girado en torno a la polarización “nosotros o el caos”. En efecto, con el antecedente del Irán de 1979, el cálculo de los dirigentes de África del norte ha incluido el temor de las potencias occidentales (en particular de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos) porque la apertura al juego democrático haga caer países aliados en manos de fundamentalistas antioccidentales.
En este sentido, la amenaza en Egipto es real: la cofradía de los Hermanos Musulmanes, organización islamista radical fundada en 1928, tiene una extendida presencia social en el país que puede llegar a traducirse, llegado el momento, en millones de votos. La cofradía se opone el diálogo israelí-palestino y apoya la lucha armada contra el sionismo.
Es decir: pone en tela de juicio la paz regional y las sustanciales relaciones diplomáticas que existen entre Egipto e Israel desde 1979. En este contexto, las demandas de apertura y democratización en Egipto pasan a tener un significado estratégico para la región.
El protagonismo de las nuevas tecnologías ha sido clave para explicar la diseminación de la revuelta. Sin embargo, ellas no solamente explican su formidable proyección regional -en Argelia, Túnez y Egipto- y nacional -en las manifestaciones en las ciudades egipcias-. También y sobre todo, ellas han sido todos estos años discretas difusoras de noticias, actitudes, opiniones y conocimiento de lo que ocurre en las sociedades modernas, y por ello han multiplicado el afán de libertad de las nuevas generaciones.
En el Irán de 2009, luego del fraude electoral que permitiera al actual presidente mantenerse en el poder, las protestas también se habían organizado a través de mensajes de texto y participación en facebook. La reacción del poder fue contundente en aquel entonces y similar a lo que ocurre hoy en Egipto: desconectar a la sociedad civil de internet y de sus celulares, y multiplicar la represión ilegal y la violación de los derechos humanos.
Así, el resultado de las movilizaciones populares en Egipto es difícil de prever. Una transición hacia una mayor democratización del régimen precisa apoyarse en elencos políticos moderados que contrarresten la influencia de los Hermanos Musulmanes, ya que nadie está dispuesto a que Egipto deje de ser un aliado estratégico occidental en la región. Seguramente, serán los militares egipcios protagonistas fundamentales de las próximas horas.