Cortometraje “Día de la Familia”, una cálida mirada de ilusión

25/Jun/2013

Entrevista a David Blankleider Por Lic. Ruth Roizner Selanikio

Cortometraje “Día de la Familia”, una cálida mirada de ilusión

¿Cómo surgió tu gusto por la comunicación audiovisual?Desde chico me gustó el cine, el teatro y en especial la actuación Yo venía a clases de teatro en la Kehilá. Luego más de grande me di cuenta que lo que más me gustaba era crear las historias. Yo decía quiero hacer esto, quiero hacer películas.Tengo conocimiento que el cortometraje que realizaste fue producido en el marco de la primera edición del Programa ORT Digital, ¿cómo fue que se difundió tu trabajo?En realidad la Universidad ORT tenía un programa hace años que se llamaba ORT 16, ya que se filmaba en cintas de 16 mm. En mi año, comenzó el Programa ORT digital y eligieron mi guión. Me dieron las facilidades para los días de rodaje en cuanto a equipos profesionales (el mayor beneficio para concretar el cortometraje) así como talleres de fotografía profesional. La difusión a un corto se le puede dar por diferentes vías. Mi objetivo era que el corto ganase cierto prestigio, porque justamente era el primer trabajo profesional que hacía en mi carrera y los primeros pasos podían llegar a ser beneficiosos. Entonces empecé a mandarlo a festivales, en algunos fui quedando seleccionado y así…¿Cómo surgió la idea del cortometraje llamado “El día de la familia”? ¿En qué te inspiraste?La idea surgió con una imagen que se me vino a la cabeza. Se trata de un niño chico que está en Uruguay, y confunde “algo” con la nieve y desea con todas sus ansias que sea nieve de verdad. Se me ocurrió que el niño confundiera los copitos del jabón con la nieve. El nombre “El día de la familia”, es porque en el calendario uruguayo el 25 diciembre es feriado ya que es el Día de la Familia, no por ser Navidad. Cuando José Batlle y Ordoñez hizo la transformación política de separar iglesia de estado, todos los feriados religiosos pasaron a ser feriados universales. Y también diferenciar el concepto que todo el mundo tiene de la Navidad como si fuese la ciudad de Nueva York, muy fría, llena de luces y nieve, que por el contrario acá el 24 y 25 de diciembre te morís de calor.¿Cómo y dónde fue la grabación del cortometraje?Fue en Montevideo. Un tanto complicada por distintos motivos, pero muy disfrutable, llena de felicidad y euforia, aunque exigente. Primero, por el tiempo que nos daban los equipos (dos días y medio), y la historia era un poquito más larga. El corto final dura trece minutos, pero hay millones de detalles que hay que cuidar. Segundo, porque realmente era la primera vez que tenía la experiencia de trabajar profesionalmente. Porque siempre están las dudas o el miedo de probarse a sí mismo haciendo algo nuevo. También, la realidad es que el protagonista del corto es un niño. Y una de las cosas que te dicen en facultad es nunca trabajen con niños ni con animales porque realmente es muy difícil dirigir a uno u otro. Pero la historia era así. Igual, el niño Nicolás Velazco, es un fenómeno, pero no deja de ser un niño. Con la locación tuvimos inconvenientes, ya que gran parte del corto sucede en un hospital y filmar en un hospital es delicado. Entonces se me ocurrió una escuela pública que pareciera un hospital. Hay que “decorarlo”, llevar camillas y otros objetos que den la impresión de un hospital. Entre todo el equipo logramos hacerlo.¿Fue fácil dar con los actores?Sí. Hice un par de castings, pero me sucede que cuando tengo la historia que voy a hacer, ya imagino también quién me gustaría que la interprete. En este caso llamé puntualmente a determinada gente que quería que participe y se colgaron con la idea. El elenco está formado por Nicolás Velazco, Franklin Rodríguez, Mirella Pascual, María Mendive, Nelson Lence, Bertha Moreno y Florencia Colucci. Franklin Rodríguez, el padre del niño, flor de actor en Uruguay, nos ofreció su propio lugar, Espacio Teatro para realizar los ensayos.Ha sido presentado y reconocido en varios festivales: locales e internacionales, ¿cómo has vivido esa experiencia?Estuve en el Festival Internacional de Cine de Lebu, que se llevó a cabo en el mes de marzo, en Chile. Este festival surge con el espíritu de llevar cine y cortometrajes a lugares donde no había aún, ya que es una región bastante carenciada y se puede comprobar su bajo nivel de desarrollo. Y hoy trece años después, ya es una tradición de ahí, toda la gente está esperando que llegue el cine. Incluso los alumnos de la escuela esperan las funciones especiales que allí transmiten. Este año lo hicieron en toda la región del Biobío, en Cañete y Lebu, nos íbamos moviendo todo el festival como si fuese un gran campamento. Esta fue mi primera experiencia en un festival internacional, fuera del Uruguay, conociendo gente que está en la misma que yo, presentando cortos y gente con mucho más experiencia y trayectoria, que formaba parte del jurado o presentaba largometrajes con quienes pude intercambiar experiencia y cruzar caminos.Y después fui al Chicago Latino Film Festival, en su edición 29º, en el mes de abril. El ICAU (Instituto de Cine Audiovisual del Uruguay) tiene un fondo para este tipo de eventos, llamado “posicionamiento de películas”. Apliqué a ese fondo y gracias a él pude viajar. Estando en Chicago conocí directores españoles, portugueses y hasta estuvo Jaime Ross, presentando la película “3 millones” que hizo junto a su hijo, que por un problema de aviones no me los llegué a cruzar.¿En base al significado que tiene el cortometraje, en que aspecto se relaciona contigo?En realidad lo veo bastante lejano a mí, por el motivo de que todo gira en torno a la Navidad y yo soy judío, nunca festejé la Navidad. Hasta los 4 años iba a un jardín de infantes que era laico, y mis compañeros me preguntaban: ¿qué te trajo Papá Noel?, y yo les respondía que Papá Noel no va a la casa de los niños judíos, porque eso era lo que me decían mis padres. El corto se trata de un niño que por su edad relaciona la Navidad con lo que ve en las películas, publicidades, etc. es decir símbolos como la nieve, el frío y los muñecos de nieve, y hasta desea hacer uno de verdad. Todavía no llegó a la edad donde entiende que en el hemisferio sur en esa época del año hace calor, entonces nunca va a nevar (más allá de que acá nunca nieva). El padre trata de convivir entre ambas cosas, cumplir la ilusión del niño y contenerlo frente a la situación familiar que está viviendo con su madre enferma. Se relaciona conmigo en cuanto a tener una ilusión, una fantasía, ya que es un niño que de verdad tiene mucha imaginación para pensar que pueda llegar a nevar acá en Uruguay, y confundir jabón con nieve.¿Pensabas en un público especial cuando hacías este cortometraje?No, la verdad que no pensaba en ningún público en especial. Yo me acuerdo que en tercero de liceo tenía una profesora de literatura, Gabriela Brasseli, fue mi primer acercamiento a la lectura, a descubrir el mundo de la literatura, de la creación. Una vez en una clase estábamos analizando un cuento, y me encantaban todos los simbolismos que tenía, pero tenía una duda y le pregunté: ¿realmente el autor pensó en todo esto de que la abejita con la que sueña la niña en realidad simboliza (…)?. Ella me contesto “si un cocinero quiere hacer una pizza y le queda una torta lo que va a comer la gente es torta. Acá no importa que es lo que quiso o no quiso hacer el autor, lo que importa es lo que nosotros podemos interpretar de este cuento”. Y eso la verdad que me quedo marcado. Cuando empiezo a escribir un guión, durante su rodaje y en su edición siempre están presentes los símbolos. Pero son símbolos que un espectador corriente, un tanto distraído o en una primera mirada, difícilmente los llegue a descubrir. Y en definitiva no sé si el mensaje que yo quería dar se llega a dar o no, me parece que está bueno que cada uno sea libre de interpretar lo que quiera.