Claudia Poggi: “Ya les dije que pongan una ambulancia en la puerta”

03/Nov/2017

Montevideo Portal, por Ana Jerozolimski

Claudia Poggi: “Ya les dije que pongan una ambulancia en la puerta”

Entre el 3 y 6 de noviembre se lleva a cabo en el Centro de Convenciones Radisson en Montevideo, un evento doble: el XV Congreso Uruguayo de Medicina Intensiva, paralelamente al XI Congreso Uruguayo de Enfermería en Medicina Intensiva. Entre las participantes está la enfermera uruguaya-israelí Claudia Poggi, especializada en el tema, que llega ahora en representación del Hospital Hadassah de Jerusalem.
Claudia, egresada de la UdelaR, tiene 32 años de experiencia en Cuidados Intensivos. Fue docente en la Escuela de Enfermería y en la Escuela de Tecnología Médica. Es especialista en Enfermería de Cuidados Intensivos, Neurocirugía y Estomaterapia. Y desde el 2008, se desempeña como enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos Neuroquirúrgicos del Centro Médico Hadassah Ein Kerem de la Universidad Hebrea de Jerusalem-Hadassah Ein Kerem.
Dado que tengo la suerte de que Claudia sea mi cuñada, esposa de mi hermano, conozco de cerca infinita cantidad de anécdotas, relatos y vivencias que ella ha experimentado en sus años de trabajo. Cuando se lidia con la vida y la muerte a diario, claro está que lleva consigo recuerdos de momentos y situaciones tristes, pero afortunadamente, también otros de mucha felicidad.
Un paciente dijo una vez sobre su trabajo: “Claudia atiende a cada uno, como si fuera su propio padre”. Creo que no se puede concebir mejor elogio al trabajo de una enfermera, que esas palabras. Es que Claudia combina esa entrega con su nivel profesional y don de gente. Evidentemente, va todo junto.
Pocos días antes de partir a Uruguay, conversamos con Claudia sobre la experiencia que le aguarda, que supone no sólo un desafío en lo referente a la exposición pública de su trabajo sino también a las emociones que ya sabe le significarán los muchos reencuentros que tendrá durante el congreso.
Seguramente habrá otro diálogo para publicar, ya finalizado el congreso.
Primero, pueden disfrutar de la introducción al mismo.
P: Claudia, estás por viajar en representación del Hospital Universitario Hadassah de Jerusalem, donde trabajás hace años, al congreso de Enfermería de Medicina Intensiva en Uruguay. ¿Cómo surgió este viaje?
R: Te cuento cómo fue la historia: una ex alumna mía de la universidad es la Presidenta de Enfermeras del Congreso, Lic. Ana Galeano. Ana logró ubicarme y me dijo quería que participe en el congreso porque sabía que sigo trabajando en medicina intensiva. Le dije que trabajo en unidad de neuroquirúrgica de medicina intensiva y me respondió: “Bárbaro porque tenemos un módulo de trauma y quiero ingresar ahí lo de neuro”. Cuando nos pusimos a hablar salió lo de las infecciones, las úlceras por presión, la gestión, trauma y neuro. Al final, salió que por la forma en la que yo trabajo puedo participar en varias mesas y en una conferencia principal, que es sobre avances en neuromonitoreo.
P: Tendrás entonces una ponencia de más de una hora y otras cinco intervenciones.
R: Así es. Sobre infecciones, úlceras por presión, trauma, avances en ventilación mecánica – ahí voy a contar nuestra realidad, sin una presentación de nada audiovisual, contando cómo funciona un cuidado intensivo sin médico de cuidados intensivos, que son los que saben de ventilación- y después hay una de gestión, de indicadores de calidad del hospital. Como muchas de las otras cosas de las que hablo tienen que ver con calidad, Ana me pidió que haga como un resumen de cómo veo el tema de los indicadores de calidad en las manos de las enfermeras.
P: Participas en este Congreso en una situación muy singular. Vas como representante de Israel, de un hospital israelí…
R: Así es. Voy como representante de Hadassah y con todo el apoyo del hospital. Todo lo que presento son cosas que hacemos en el hospital.
P: Pero sos no solamente ciudadana israelí -te radicaste en Israel hace 14 años a raíz de tu casamiento con Ariel- sino también uruguaya. La mayor parte de tu vida la viviste en Uruguay y trabajaste como enfermera en Uruguay mucho tiempo. Hablarás en el congreso en nombre de Israel, pero estando al mismo tiempo en casa en Uruguay.
R: Claro, yo me siento como el jugador al que pusieron en un banco de suplentes. Parte de mi trabajo en Uruguay fue el de participar en congresos y conferencias en América Latina, eso era parte de mi vida. Cuando llegué acá a Israel eso se cortó, por un tema de idioma, de cuántos años hay que llevar en el país hasta lograr salir con una conferencia en un idioma que no es el propio. Este año pasó que pude dar una conferencia en hebreo, pero después de 14 años. Sentí que a un jugador que está en la cancha todo el tiempo lo pusieron en el banco de suplentes, y de repente el técnico dice: hoy tenés que jugar el partido. Esa es la definición, es volver a la cancha con algo en lo que ya estuve.
P: Y con muchas emociones de por medio…
R: Por supuesto. Hay un montón de emoción para mí. Ya les dije que pusieran una ambulancia en la puerta, porque me voy a encontrar con el equipo con el que trabajé, con estudiantes a los que formé en universidad… Va a ser como entrar en una máquina del tiempo y encontrarme con gente que hace 14 años que no veo, porque cuando voy a Uruguay voy a cosas vinculadas con la familia, no con el trabajo.
P: Se me ocurre que se juntan dos cosas muy emocionantes: el reencuentro con Uruguay a nivel profesional, que al mismo tiempo es una forma de aportar a Uruguay…
R: Es la forma fundamental, esa es la fundamental, ¿cómo devolver?
P: Y eso va de la mano de decir “lo logré en Israel”…
R: No lo pensé tanto así, como que lo logré… Lo primero que se me vino a la cabeza fue qué lindo contarles lo que hago, porque mucha gente después de que me fui seguro tiene un signo de interrogación, de no saber qué era de mí, y esto es contarles lo que hago hoy en Israel, sin irme de la realidad de Uruguay. O sea, es muy lindo mostrarnos todas estas cosas de avances y cosas que hacemos, pero lo importante es cómo adaptar eso a Uruguay. Es volver para contarles qué estoy haciendo, para muchos va a ser como dilucidar un enigma.
P: Algo muy lindo acá es que cuando vos hablás en plural estás hablando tanto de Uruguay como de Israel.
R: Ah, claro. Tengo una gran ensalada. Y espero que no se defrauden. Y después a veces me pasa que me veo en el hospital y ni yo puedo creérmelo, ¿cómo lo van a entender los otros?
P: ¿Qué es lo que no podés creer?
R: Lo que hago, cuánta responsabilidad depositaron en mí sin conocerme. Es que en Uruguay yo tuve una carrera en la que me fueron conociendo y me fueron dando un lugar, y en Israel yo llegué y en cortísimo tiempo me dieron un lugar. Se ve que captaron lo que puedo aportar.
P: Yo no me olvido nunca de una cosa que vos contaste de un neurocirujano que te dijo: van a ver cómo trabajás y no te van a dejar irte.
R: Cierto, Borovich, que había vivido en Israel y luego volvió a Uruguay. A veces yo me sorprendo de la dinámica, de cosas que yo con mucha naturalidad decía en Uruguay de discutir con un médico y plantearle por qué sí o no a determinada cosa y no sabía cómo sería en Israel. Al principio, cuando empecé a trabajar en Israel, pensaba que nunca iba a llegar a eso y era como una gran decepción interna que tenía por aquella cosa tan guerrera que yo tenía en Uruguay, porque me daban lugar. Pensé que no iba a llegar a ese nivel de poder discutir con alguien el tratamiento de un paciente o de decir que lo que hay que hacer es otra cosa.
P: ¿Tus dudas al respecto eran sólo por el hebreo, por cómo podrías dominarlo de modo que pudieras también, digamos, discutir en hebreo?
R: Primero por el hebreo, porque tenía todavía el tema de la barrera del idioma. Pero hay otra cosa. Yo sabía que yo puedo decir “esto sí, esto no… esto lo hacemos así… o si vos no venís en cinco minutos a resolver esto va a terminar mal”, son cosas que a mí me pueden salir naturalmente cuando trabajo. Pero pensé que en Israel, donde era nueva, podrían decirme “pero m´hija”…
P: Algo así como “¿quién te creés que sos?”
R: Claro. Pero rápidamente vi que en Israel todo es muy directo… Acá no hay que pensar cómo decirle al jefe tal o cual cosa. En Uruguay eso es algo que lleva un proceso, que te lo da la formación, la experiencia. Lleva tiempo poder sentarse con el jefe a hablar mirándolo a los ojos, como a la misma altura, porque tengo un nivel de preparación con el cual le puedo hablar así al jefe. Pensé que En Israel fue como que no pasé ese período intermedio durante el cual podían ver cómo crecí y me desarrollé. Es que no tuve ese tiempo. Pero cuando vi cómo funciona el sistema en Israel, entendí que acá todos hablan mirando al otro como un igual, a los ojos, a la misma altura. Y ahí me di cuenta de que me iba a faltar sólo lo del idioma, porque la parte directa la tienen, te dicen lo que te tienen que decir.
P: Aparte del análisis social que eso supone, imagino que habrás vivido más de una anécdota sobre este punto.
R: Miles. Te cuento que a veces,al principio, mi jefe me miraba de afuera del cuarto en el que yo había estado hablando con médicos, y me decía: “Hablaste en femenino cuando debía ser masculino o al revés..pero te respetan tanto que ninguno te corrigió”.
JUDÍOS Y ÁRABES
P: ¿Cómo explicarías cuáles son las singularidades de la realidad dentro de un hospital israelí?
R: Hay una coexistencia adentro del hospital que es un poco de ficción. A veces siento que estoy en una película, sobre todo cuando pasan cosas de tensión en el país.
P: A judíos y árabes, te referís.
R: Claro…Judíos, árabes, médicos, enfermeros, pacientes… el terrorista al lado del que sufrió el atentado. Hay realidades que vos te preguntás si eso aparecería siquiera en una película. Parece muy poco real. Lo contás y la gente no te lo puede creer.
P: Porque es algo que está más allá del Juramento Hipocrático.
R: No, está en el Juramento Hipocrático.
P: Sí, claro, pero me refiero a que es algo que va más allá del juramento. Es algo que el país, el establishment lo tienen que hacer posible.
R: Lo hacen posible y pobre del que haga un comentario en otro sentido.
P: ¿O sea?
R: Que, por ejemplo, acá nadie va a aceptar-me consta- que a una enfermera se le ocurra decir que no atiende a un terrorista porque trató de matar civiles, inclusive a niños. Sencillamente, nadie en Israel va a permitir algo así.
P: Las discusiones políticas se dejan de lado cuando hay que atender a un paciente.
R: En forma absoluta.
P: Pero ustedes en el propio equipo, están mezclados… hay de todo, ciudadanos israelíes de diferentes religiones, judíos, árabes, cristianos.. .¿Entre ustedes no se habla?
R: Te cuento que a mí muchas veces me extrañó, por ejemplo cuando fue hace cuatro años la guerra contra Hamas, cómo es que nadie habla del tema…nadie comenta. En la televisión el tema era fuerte, muy duro, y parecía que nadie hablaba…aunque cada uno, en unos minutos libres, sí entraba a internet a mirar las noticias. Yo también le comenté a mi jefe, que en ese momento era un árabe, que lamentaba toda la situación, también lo que estaba pasando en Gaza, y él me agradeció el comentario.
P: Situación muy delicada, sin duda.
R: Y al mismo tiempo, yo sabía que en todos lados en la televisión hablaban solamente de los muertos en Gaza y no veían lo que pasaba acá, del lado israelí.
P: Claro… el tema no pasa solamente por cuántos muertos hay de cada lado.
R: Así es. ¿Por qué acá no hay más muertos? No es porque no nos tiran sino porque hay un sistema de seguridad que lleva a que la gente no muera. Si no lo tuviéramos, si no sonara la alarma que advierte, cae un misil y mueren 50.
P: Y si no hubiera “Cúpula de Hierro” para interceptar a los cohetes en camino…y refugios en los que resguardarse, habitaciones blindadas en las casas…
R: Por supuesto. ¿Cuál es la diferencia? Del otro lado la estructura está tan mal organizada… Yo siempre digo que de este lado hay menos muertos y la gente no entiende que no es porque no pasen cosas sino porque hay un sistema de protección y todo se organiza para que haya menos víctimas.
IDIOSINCRACIA SRAELÍ
P: Teniendo en cuenta tus ya muchos años de experiencia como enfermera en Israel. Aparte del aspecto médico propiamente dicho ¿qué destacarías si te preguntan cómo es la mentalidad, la idiosincrasia?
R: Primero que acá todo es “para ayer”. No para mañana. Eso genera en los ambientes de trabajo un nivel de estrés alto en el que todas las cosas ya tienen que estar resueltas, aunque las estemos pensando ahora. Eso es un poco un cambio de mentalidad, porque todo ya tendría que haber pasado y no pasó. Yo recuerdo cuando trabajaba en el Hospital de Clínicas tenía un mensajero que me decía que yo pedía todo para ayer, y creo que por eso creo que mi adaptación fue bastante buena, porque parte de ese espíritu que hay acá me gusta. Segunda cosa es que este es un país en el que “todo va a estar bien”, y en Uruguay nunca va a estar todo bien. Me refiero, aclaro, al encare de la gente, al espíritu con que la gente ve las cosas.
P: ¿Me podés dar algún ejemplo?
R: Llama el director del hospital y avisa que hubo un atentado, vienen 20 heridos, seis a nuestro servicio, todas las camas están ocupadas, yo me empiezo a estresar, porque no tengo seis camas, y me dicen: “Claudia, vos sos la encargada de la guardia, todo va a estar bien, sólo ponete a pensar cómo hacerlo”. Ese “todo va a estar bien”, que yo al principio no lo entendía, ayuda a que vos pongas el foco donde tiene que estar.
P: Confían en que vos sabés que tenés los elementos para que todo esté bien.
R: Lo más grande que tengo es que me dan apoyo, desde el Departamento de Enfermería hasta mi jefe. Por ejemplo, yo a veces me meto en temas o cosas que pueden ser un conflicto y el jefe me dice: “lo que decidas”. Siento que tengo respaldo. Otra cosa que me encanta es que si mi jefe está en su escritorio haciendo algo, lo que sea, yo estoy que me salta el chip por algo y entro a su cuarto a pedirle hablar con él cinco minutos, desde el año 2008 con los cuatro jefes que tuve, no me pasó ni una vez que me dijeran “Después hablamos”. Lo máximo fue un: “¿Puede ser en 20 minutos?”. Eso a vos te da la sensación, todo el tiempo, de que están contigo. No existe esa cosa jerárquica de que para que el jefe te escuche o te escuche un planteo precisás todo un trámite. No, Yo lo hago todos los días.
P: Entiendo por tu descripción que sentís que varias características de la gente en Israel, la idiosincrasia, van bien con tu carácter. ¿Hay cosas en las que te parece que se pasan de la raya?
R: Bueno…me gustaría que a veces fueran un poquito más formales en las cosas. Es todo tan lineal, tan poco jerárquico, que a veces se pierde algo que creo que es importante. Por ejemplo, siempre digo que en cuidados intensivos tienen que tener un horario para darle la información a la familia del paciente internado. Vengo de un servicio en el que se hacía así. Hago todo lo posible para que los familiares se anoten, los médicos vengan… Hay veces hay como una informalidad poco programada en eso. Pero no es lo que más me preocupa porque no incide en el tratamiento del paciente.