* 520 años de la Expulsión de los Judíos de España
*Por Alicia Benmergui
El 31 de julio de este año se han cumplido 520 años de la expulsión de los judíos de España, decretada por los Reyes Católicos. Este es un enorme drama padecido por el judaísmo que había vivido en esas tierras por más de 1.300 años, por quienes debieron elegir entre quedarse y convertirse o irse en las peores condiciones posibles. Fue una tragedia cuyas consecuencias continuarían pesando en la vida de mucha gente durante el paso de los siglos. Sus ecos aun persisten actualmente en muchos de los descendientes de los criptojudios o conversos involuntarios y de alguna manera también en el antijudaísmo o la ignorancia y desconocimiento que gran parte de la población española tiene sobre su propio pasado.
En este enorme lapso de tiempo transcurrido han pasado miles de hechos, aun más dramáticos y terribles para el Pueblo Judío que el de la Expulsión, pero hubo derivaciones muy amargas para aquellos que se quedaron y se convirtieron, muchos de ellos sinceramente, donde quedó demostrado que no fue suficiente la conversión para ser por fin, aceptados. El antijudaísmo que anteriormente había sido de carácter religioso se había convertido en un racismo que tuvo determinadas expresiones y consecuencias en la sociedad española. El historiador Henry Kamen afirmó que prueba de esto fue que “la expulsión de los judíos abrió un nuevo y amargo capítulo en la historia de España. Los Reyes Católicos habían duplicado de golpe el número de falsos conversos en el reino”.
Ese peligro converso tan odiado y perseguido dejó de ser una fantasía clerical para convertirse en una realidad concreta. Las numerosas conversiones forzadas multiplicaron el número de judaizantes y surgió un mundo oculto de herejías prohibidas. En la sociedad visible había un nuevo grupo, numeroso, denominado “cristianos nuevos” que pese a que la mayor parte de ellos habían sido obligados, a convertirse al catolicismo mediante persecuciones y masacres, muy pocos eran católicos sinceros, muchos, si no la mayoría continuaban judaizando secretamente. También ciertamente se habían librado de las desventajas e impedimentos que les imponía su anterior condición, por lo que se dedicaron a ejerce muy exitosamente actividades que antiguamente les habían estado vedadas. Trataron de ascender socialmente, lo que también los protegía mejor del ojo vigilante de la Inquisición, ocupando lugares importantes en todos los niveles posibles, sociales, políticos y económicos.También en el de los cargos jerárquicos dentro de la estructura clerical, muy importante fue esa presencia dentro de la orden de los Jesuitas, todo ello provocó mucho odio y envidia entre los “cristianos viejos”. Algunos realmente habían abandonado la vieja fe, pero otros permanecían unidos entre sí, y no solo por los viejos lazos de solidaridad, también por el rechazo y el resentimiento de los cristianos viejos.
Se había generado con la presencia de la Inquisición una sociedad donde la envidia se expresaba a menudo en el espionaje, en la delación, el miedo recorría todas las clases sociales, no había certezas ni seguridad para nadie cuando irrumpía el tribunal inquisitorial.
Algunos historiadores sostienen que el Siglo de Oro de la literatura española, es una expresión de la incomodidad y los conflictos que padeció ese nuevo grupo social, el de los “cristianos nuevos” que se expresará en un nuevo género literario, el llamado de la Picaresca, sin antecedentes en la literatura europea, de una calidad y talento inigualables. Fue una sociedad cuya conflictividad se expresó en obras tan notables como El Quijote y Las Novelas Ejemplares de Cervantes, El Lazarillo de Tormes y de otras numerosas obras que son expresión de de una suma de genios y talentos reunidos casi al mismo tiempo. Asi el filólogo Alfredo Hermenegildo sostiene en un análisis sobre una de la Novelas Ejemplares de Cervantes “Rinconete y Cortadillo” que en ella puede leerse lo que Cervantes expresa a través de sus dos protagonistas, Rincón y Cortado, su protesta por el lugar que ocupan los cristianos nuevos, los conversos, en la sociedad. Los nombres de los protagonistas señalan por si mismos su condición, se hallan afuera, excluídos, en un Rincón, están Cortados, (¿cortados?) y solo si lo tomamos en esa acepción, son marginados, separados y arrinconados. Estos personajes, estos pícaros, no pueden ni les importa exhibir linaje, no pueden demostrar su pureza de sangre. Esa era la principal preocupación en la sociedad española, poseer un Estatuto de Limpieza de Sangre, que demostraba fehacientemente que un individuo no descendía de moros o judíos, como eso era casi imposible, aún en las mejores familias, había que tener dinero para poder comprarse una buena falsificación de ese estatuto, sobre todo si se quería llegar hasta las costas de América. En otra de las novelas ejemplares, “El Coloquio de los Perros” los dos principales personajes de Cervantes son dos perros que hablan, ellos dan cuenta de la corrupción y la hipocresía en la que estaba sumida la sociedad. Se burlan del estatuto de limpieza y se preocupan mucho por no murmurar, la murmuración es muy peligrosa, puede llevar a la gente hasta las mazmorras de la Inquisición. La Picaresca es un género que también expresa un grave conflicto padecido por un sector social cuando los Reyes Católicos decidieron eliminar la presencia judía en sus reinos.
Hemengildo afirma que en ese relato sobre los dos pícaros se puede observar “la profunda amargura con que el marginado Cervantes ejemplificaba la absoluta inutilidad de querer integrarse en una sociedad marcada por la hipocresía, la ignorancia y la religiosidad superficial de quienes se sentían en posesión exclusiva de la pureza de sangre.”
Cervantes- El Siglo de Oro y el drama de los conversos
31/Oct/2012
Milim Cultural, Alicia Benmergui
