Las diferencias entre los israelíes sobre el enfoque correcto que debe adoptar Israel en el conflicto con los palestinos parten de la siguiente pregunta: ¿En qué condiciones los árabes palestinos, que están ahora bajo el dominio directo o indirecto de Israel, abandonarían el camino de la resistencia violenta y vivirían en paz – o al menos en tranquilad – con nosotros? ¿Existen esas condiciones?
Categoría: Conflicto Israel-Palestina
El liderazgo fallido es la tragedia palestina real
La Autoridad Palestina (AP) en Cisjordania y Hamás en la Franja de Gaza pueden estar en guerra entre sí, pero los dos partidos rivales parecen estar de acuerdo sobre un tema: silenciar e intimidar a sus críticos. Por supuesto, esto no es una sorpresa para aquellos que están familiarizados con la naturaleza antidemocrática de la Autoridad Palestina y Hamás. Bajo los regímenes de la Autoridad Palestina y Hamás, los palestinos son libres de criticar a Israel y de incitarlo. Pero cuando se trata de criticar a los líderes de la AP y Hamás, las reglas del juego son diferentes. Esta crítica se considera un “crimen” y los responsables se encuentran a menudo en prisión o sometidos a otras formas de castigo.
Por qué Abbas no aceptará “dos Estados para dos pueblos”
Hay una creencia tan extendida como falsa de que Mahmud Abás está por fin dispuesto a aceptar la solución de dos Estados propuesta por la ONU en noviembre de 1947, cuando dividió el Mandato de Palestina en dos áreas: una para el pueblo judío y otra para el pueblo árabe. Los judíos de Palestina aceptaron el acuerdo y proclamaron un Estado-nación para su pueblo que llevaría su nombre histórico: Israel. En cambio, los árabes de Palestina rechazaron la división y declararon que nunca aceptarían un Estado para el pueblo judío y la estadidad para el pueblo palestino. Era mucho mayor su deseo de que no hubiese un Estado para los judíos que el de tener un Estado para su propio pueblo.
La crisis humanitaria en Gaza vuelve a dejar en evidencia a las ‘organizaciones pro derechos humanos’
La cada vez más grave crisis eléctrica de Gaza ofrece un ejemplo de libro sobre por qué muchas de las sedicentes organizaciones de defensa de los derechos humanos ya no merecen ser tomadas en serio. La crisis se debe exclusivamente a una disputa entre los dos Gobiernos rivales palestinos, y como no se puede echar la culpa a Israel, la mayoría de las más importantes organizaciones dedicadas a los derechos humanos la han ignorado, prefiriendo centrarse en su lugar en asuntos realmente acuciantes como –no es broma– jugar al fútbol en los asentamientos.