Baño de sangre del régimen sirio lleva a miles de personas a huir

15/Jun/2011

El País

Baño de sangre del régimen sirio lleva a miles de personas a huir

15-6-2011 Crisis. Van rumbo a Turquía; denuncian tortura y mutilación de opositores
El País de Madrid, AP y AFP
El número de refugiados que entran en Turquía aumenta con cada nueva acción del Ejército sirio. Apostados en campamentos a lo largo de las montañas fronterizas, 8.500 refugiados esperan noticias de los combates para decidirse a cruzar.
Según activistas huidos, otros 8.500 sirios ya se encuentran en territorio turco, y otros 5.000 partieron rumbo a Líbano. El número no es verificable, ya que las autoridades locales se niegan a facilitar información, pero los últimos ataques del Ejército a Jisr al Shughur (noreste) y las detenciones en las aldeas cercanas de la ciudad rebelde han podido acelerar el éxodo hacia la provincia turca de Hatay. Washington, en tanto, informó ayer sobre torturas y mutilación de opositores, mientras que el número de muertos en manos de las autoridades crecía a cada hora.
Hatay es la única población árabe de Turquía. Perteneció a Siria hasta 1935, por lo que muchos de sus habitantes tienen familiares al otro lado. Aquí se siente el peso del régimen. En las calles de su capital, Antakya, no es raro encontrarse con pegatinas del presidente Bashar Asad en los coches.
Al contrario que en las aldeas fronterizas, en Antakya más de la mitad de la población es alauí y no simpatizan con los suníes sirios, protagonistas de la revuelta contra el régimen, basado en la minoría chií alauí y respaldado por la minoría cristiana.
La actividad en dos de los tres campos de refugiados de la provincia -Altinozü y Bosim- era ayer más frenética que de costumbre. Ambulancias y camiones entraban y salían de los recintos acordonados donde la Media Luna Roja ha dispuesto sus tiendas. Desde los tejados de las casas aledañas se ve que la vida en el campo está perfectamente organizada. Zonas de comidas, enfermería, letrinas y áreas de descanso. Hay clases para los más pequeños, tres comidas al día y asistencia sanitaria. Aunque nadie puede salir. Tampoco los teléfonos móviles están permitidos. De momento hay cuatro campos, pero, según las autoridades, “no se descarta construir más”.
Turquía es cauta a la hora de tratar la crisis. Nadie quiere que se repitan los incidentes de 1991, cuando, tras la Guerra del Golfo, medio millón de kurdos iraquíes huyeron a territorio turco y provocaron una enorme crisis humanitaria. Por este motivo las autoridades evitan hablar de refugiados o solicitantes de asilo, lo que podría acarrearles ciertas obligaciones. Según la prensa turca, el Ejército estudia la creación de zonas tapón en territorio sirio donde alojar a los desplazados para evitar que entren en Turquía.
El ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, ya se reunió con el embajador en Siria, Ömer Önhon, después de que cientos de sirios atacaran la embajada turca en Damasco. Turquía, hasta ahora fiel aliado político y económico del régimen de Asad, ha cambiado su postura en la última semana y criticado al régimen.
ONU investiga. Varios expertos de la ONU llegaron ayer a la frontera turca para recabar testimonios sobre “abusos” contra activistas prodemocráticos en Siria, donde el régimen se muestra impasible a las condenas internacionales.
“Las fuerzas armadas prosiguen con sus operaciones y el rastreo en los pueblos cercanos a Jisr al Shughur”, afirmó, bajo anonimato, un activista.
“Seis civiles murieron en la ciudad de Ariha”, más al este, durante las últimas horas -dijo- y las comunicaciones telefónicas están cortadas desde el lunes por la mañana.
“Los soldados se dirigen a Maaret al Numaan. Vienen de las ciudades de Alepo y Hama”, afirmó Rami Abdel Rahman, jefe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Según testigos, el ejército impide a la población abandonar la región de Idlib, y dispara contra quienes intentan sortear los retenes militares.
El ejército lleva a cabo una operación de envergadura desde el viernes en el noroeste de Siria. El domingo se hizo con el control de Jisr al Shughur, una ciudad de 50.000 habitantes. El gobierno sostiene que en esa ciudad fueron ejecutados 120 policías por las fuerzas rebeldes que tomaron el poder allí.
Condena. Irán apoya los “ataques brutales” contra los manifestantes sirios, afirmó ayer la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
“Irán apoya el régimen de Asad contra manifestantes pacíficos y acciones militares contra sus propias ciudades”, escribió Clinton en un comunicado.
“El mundo quedó impresionado por las imágenes de un muchacho sirio de 13 años, torturado y mutilado por las fuerzas del orden. Esto nos recordó a una joven iraní, muerta en la calle hace dos años, a la vista de todos”, añadió.
Sobrevivientes relatan el horror
Relatos sobre la ferocidad bárbara se escucharon ayer en Guvecci, un pueblo de 500 habitantes del lado turco en la frontera con Siria, donde las autoridades de Ankara permiten a los refugiados proveerse de alimentos y luego regresan, aunque por pocos metros, a territorio sirio.
“Dos mujeres con los senos cortados por los soldados sirios fueron internadas en hospitales turcos hace dos días”, afirmó un refugiado que se negó a dar su nombre para evitar ser identificado.
“Dispararon a hombres y animales, bombardearon con los tanques, atacaron con los helicópteros”, contó un joven de Jisr ash Shughur, una de las ciudades más golpeadas.
En Guvecci, para evitar el cruce de datos, un refugiado de 30 años se negó a dar su nombre cuando guió ayer a los periodistas en un estrecho sendero, creado en el bosque de coníferas en pocos días de circulación de refugiados en busca de alimentos.
“Participé en protestas contra el gobierno y cuando supe que tenían mi nombre, huí. Si me detienen, me pueden matar”, agregó.
En tanto, los “tanques”, los animales golpeados y el momento “en el cual huimos imprevistamente” están en los ojos y en las palabras de un niño de 12 años, que hace tres días acampa cerca de Guvecci con 13 familiares. Ansa