Algunas preguntas sobre la flotilla de Gaza

11/Jul/2011

Infobae, Christopher Hitchens

Algunas preguntas sobre la flotilla de Gaza

07-07-11 | OPINION Por Christopher Hitchens
Christopher Hitchens es un periodista y ensayista británico-estadounidense. Es columnista de Vanity Fair y de Slate Magazine. La Institución Hoover en Stanford, California, le otorgó la beca en Medios Roger S. Mertz
El relato de la “flotilla” de Gaza parece estar listo para convertirse en un suceso habitual del verano, flotando alegremente en las páginas interiores de los diarios con ocasionales actualizaciones, o convertido en un útil recuadro para los reporteros que cubren la crisis de la deuda griega: un poco de tensión acerca de “¿lo harán o no lo harán?”; un elenco de personajes no muy pintorescos, pero que casi empezamos a sentir que conocemos personalmente.
Unos eslóganes tan alegres y simpáticos – “La audacia de la esperanza” y “Liberen a Gaza” – y un argumento tan fácil que prácticamente se escribe solo. Dado que Israel adopta una postura que casi garantiza una reacción de algún tipo en el futuro no tan distante, y dado que hubo un toque de violencia la última vez que la pequeña flota levó anclas, no hay razón alguna para que no se convierta en una historia favorita de esta temporada.
No obstante, dado el lujo del tiempo, ¿acaso no sería posible preguntar a los “activistas” a bordo unas cuantas cosas? “Activista” es una buena palabra neutral, ¿no es así?, con connotaciones mayormente positivas. Incluso “flotilla”, con su tranquilizador diminutivo, suena como eso de “lo pequeño es hermoso”. La mayor parte de la especulación ha girado en torno a métodos e intenciones, permitiendo promesas de tácticas pacíficas y cosas semejantes, pero eso es cobertura de la nota de color. Quisiera saber más acerca de las ambiciones políticas e implicaciones de esta empresa.
Parece justo y seguro decir que la flotilla y sus dirigentes trabajan en una armonía razonable con Hamás, que constituye el ala palestina de la Hermandad musulmana. La conducción política de esta organización tiene su cuartel general en la propia Gaza. Pero su coordinación militar se maneja desde Damasco, donde el régimen de Bashar Assad actualmente está en guerra con grandes sectores de la largamente oprimida población siria. Campamentos de refugiados, algunos con requerimientos humanos urgentes, están haciendo su aparición en la frontera entre Siria y Turquía. (El gobierno turco es más o menos favorable a los propósitos de la flotilla). En estas circunstancias, ¿no es legítimo entablar una conversación con los “activistas” y preguntarles qué bando toman en la revuelta contra el baathismo hereditario en Siria?
Además, el otro partido aliado de Siria en la región es Hezbolá, que opera un Estado dentro de un Estado y mantiene un ejército privado en el territorio de Líbano. Altos colaboradores de este grupo han sido mencionados recientemente en una acusación de la ONU acerca del asesinato a plena luz del día del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, en febrero de 2005. La conducción de Hezbolá y sus órganos de propaganda, al tiempo que rehúsan cooperar con las Naciones Unidas, actualmente están expresando inquebrantable cooperación con el régimen de Assad, que adicionalmente recibe un fuerte apoyo de la dictadura de Irán. Una vez más, los jefes de Hamás parecen estar cuando menos comprometidos por su asociación con este eje local de Teherán-Damasco.
¿No debería haber, entre los que tratan de romper el bloqueo, un vocero en condiciones de revelarnos lo que piensan acerca de este asunto? En un momento de extensa revolución democrática y pluralística en la región, Hamás impone su propia versión de la teocracia en Gaza y parece además estar alineada con las fuerzas opuestas a la esperanza de un cambio continuado y más profundo. ¿Quién desea ofrecer su tiempo para hacer más presentable a este grupo? La mitad de los artículos publicados en Gaza contienen una referencia estándar a su parecido a una vasta prisión al aire libre (y cuando la vi bajo la ocupación israelí ciertamente merecía esta metáfora). El problema es que, dada su ideología y sus aliados, Hamás califica demasiado bien como guardián.
Hace sólo unas semanas, el régimen Hamás en Gaza se convirtió en la única autoridad gobernante en el mundo – según mi recuento – que expresó escándalo y simpatía ante la muerte de Osama Bin Laden. Mientras las olas lamen los puertos griegos y el sol cae sobre ellos, ¿no hay algún periodista que desee saber si los “activistas” han discutido este elemento de la forma en que ven el mundo sus aliados? ¿Es que Alice Walker* realmente no tiene algún comentario?
Hamás está registrado por varios gobiernos y organizaciones internacionales como grupo terrorista. Estoy dispuesto a admitir que esa palabra específica ha sido usada en forma arbitraria en el pasado. Lo que me más me preocupa, sin embargo, es la adopción programática oficial, por Hamás, de ”Los Protocolos de los Ancianos de Sión”. Esta aborrecible falsificación es un documento fundacional clave del racismo y totalitarismo del siglo XX, indeleblemente vinculado al régimen de Hitler en teoría y práctica. Me parece increíble que cualquier “activista” que asegure su adherencia a los derechos humanos pueda cooperar en cualquier nivel con material tan malvado. Pero nunca he visto a ninguno de ellos, tampoco, invitado a opinar sobre este asunto.
De todos modos, los pequeños botes no pueden marcar una gran diferencia en lo referente a la guerra en Gaza, dado que los materiales que se envían por mar lo son en ínfima cantidad. El significado real de la empresa, por tanto, es simbólico. Y el simbolismo, cuando se le examina aunque sea superficial y brevemente, no parece muy adorable. El beneficiario potencial de esta empresa es un grupo gobernante vinculado estrechamente a dos de las dictaduras más retrógradas en el Oriente Medio, cada una de las cuales se ha empapado hasta los codos recientemente con la sangre sus propios civiles. El mismo grupo también se las ingenia para mantener relaciones cordiales con Hezbolá y Al Qaeda, o al menos para hablar cordialmente de ellas. En tanto, un documento que fue en un tiempo descrito con precisión como una “orden para el genocidio”, forma parte de la plataforma política declarada del ya mencionado grupo.
Hay algo en todo esto que no pasaría ninguna prueba de olfato. Me pregunto si algún reportero presente en esa zona decidirá aceptar mi sugerencia.
* Escritora afro-americana y premio Pulitzer que viaja en la flotilla.
Slate Magazine
(Distribuido por The New York Times Syndicate)