Aguas turbulentas

28/Mar/2011

Aguas turbulentas

28-3-2011
Editorial JUAN ORIBE STEMMER
Los sucesos en el Medio Oriente demuestran que, en política, unas semanas pueden ser un período de tiempo muy largo. La rebelión popular que se inició en Túnez se expandió al resto de una vasta media luna que se extiende desde el Mediterráneo hasta el océano Índico, con consecuencias que hace poco habrían sido inimaginables. Ahora, los titulares son ocupados por los acontecimientos en Libia. Sin embargo, quizás lo más interesante de la semana pasada fueron las imágenes de los acontecimientos en Siria.
Hasta el momento, Siria parecía ser uno de los regímenes más estables. Gobernada por el Partido Árabe Socialista Baath (significa “resurrección” o “renacimiento”), que tomó el poder en 1963, parecía ser una sólida dictadura capaz de resistir los embates del fundamentalismo islámico, por una parte, y, por la otra, los vientos de cambio que, por ejemplo, soplan en Egipto. Sin embargo, las manifestaciones de las semanas pasadas, reprimidas en la forma más sangrienta, obligaron al actual mandatario, Bashar al Assad, a anunciar reformas que incluyen un aumento de los salarios y el seguro de salud de los funcionarios públicos, mejorar las posibilidades de empleo y consolidar la autoridad del poder judicial, para “prevenir los arrestos indiscriminados y resolver los casos de los ciudadanos tan pronto como sea posible”.
Las reformas fueron anunciadas en la televisión nacional por la Asesora de Política y Medios de Comunicación del gobierno de Siria, la Dra. Bouthina Shaaban. En una región donde el fundamentalismo es tan influyente, la escena fue todo un símbolo: una mujer profesional, hablando en representación de un gobierno, vestida al estilo occidental y sin lucir el hiyab islámico. Shaaban advirtió que las demandas de la población serán satisfechas en una forma deliberada y calma, pero, agregó, se esperaba que el pueblo de Siria fuera capaz de distinguir entre las demandas justas y aquellos que pretenden pescar en aguas turbulentas. La advertencia seguramente se refería a la situación específica en Siria, sin embargo revela una incertidumbre más general que también existe en el caso de otros países, por ejemplo en Libia.
Las aguas del movimiento de cambio en el Medio Oriente son turbulentas, amplias y profundas. Lo que allí suceda tendrá consecuencias globales. Aunque solamente representan una proporción pequeña de la población mundial, los países del Medio Oriente conforman una región de enorme importancia para la estabilidad de nuestro planeta. Albergan las principales reservas globales de petróleo, forman el núcleo del mundo del Islam que se extiende a escala global y que suma aproximadamente el 23% de la población mundial, se distribuyen sobre una de las principales rutas comerciales, y contiene, o está en contacto, con algunos de los puntos críticos del escenario político. Incluyendo Israel, Afganistán y la India.
La gran duda es si el nuevo curso finalmente será definido por los pueblos de la región o si el movimiento de cambio será capturado por los pescadores en aguas revueltas, de diferentes signos y con diferentes intereses, que acechan.
“Los acontecimientos en el Medio Oriente poseen consecuencias globales que sacudirán al mundo”.