PURIM en la América colonial

22/Mar/2024

Por Esc. Esther Mostovich de Cukierman, para CCIU

Por Esc. Esther Mostovich de Cukierman, para CCIU

Nuestra colaboradora habitual, Esc. Esther Mostovich, nos brinda esta visión histórica de Purim desde un aspecto poco conocido que refiere a como se vivió la festividad en la América colonial. Agradecemos el valioso aporte.

Este año dedico la investigación de Purim a un aspecto muy poco conocido de esta celebración. Lo encontramos en la América colonial, entre los descendientes de cristianos nuevos.

Según leemos en el Libro de Ester de la Biblia, el Rey Assuero de Persia , impulsado por su ministro Haman, fija el día 14 del mes de Adar para exterminar a todos los judíos de su reino y ese día los judíos se salvan gracias a la intervención de la Reina Ester. En su recuerdo y honor la tradición hebrea celebra la festividad de Purim. ¿Por qué ese nombre? Según la tradición porque el primer “Pur” decreto real que dictó el Rey de Persia fue de matar a todos los judíos de su reino y gracias a la intervención de Ester hubo un segundo “Pur”, segundo decreto real mandando a los hebreos defenderse ese día levantando las armas contra los persas. Pur no es palabra de origen hebreo pero al agregarle la terminación “im” se lo “incorpora” al hebreo con el significado tradicional de “decretos reales”.

El día anterior al fijado para el exterminio de los hebreos, o sea el 13 de Adar, se conmemora en la tradición hebrea con el Ayuno de Ester. Según varias tradiciones es ayuno menor, que solo se aplica desde la salida a la puesta del sol.  Ese ayuno recuerda que Ester, Mardoqueo y todos los demás judíos de Susa ayunaron según el texto bíblico durante tres días1 antes que la reina Ester emprendiese los pasos destinados a conseguir del Rey el segundo Pur, que permitiría a los judíos defenderse.

En el Santoral cristiano a Santa Ester se la recuerda el primero de julio. La Iglesia Católica no canonizó a Santa Ester, explica su origen en la Reina Ester de la Biblia y declara a Ester, que en el libro bíblico intercedió por su pueblo, una de las expresiones de la Virgen María.

Los expedientes del tribunal de la Inquisición de México se abrieron a la lectura del público hacia la mitad del siglo XX. Esa cantidad de documentación escrita a mano por los mismos inquisidores dejó para los investigadores el testimonio de una evolución inesperada de Santa Ester. Los descendientes de cristianos nuevos que en su corazón se seguían sintiendo judíos, en los interrogatorios de la Inquisición declaraban creer en Santa Ester, a ella elevaban sus ruegos, y le rendían culto con ayunos practicados en una fecha que no seguía las tradiciones judías ni las cristianas. Las mujeres acusadas de practicar ritos judíos  declaraban ante la Inquisición que observaban en la luna llena del mes de Febrero, medio ayuno durante las horas de sol, tres días, tal como dice la letra del texto bíblico que ayunaron Ester, Mardoqueo y todos los judíos de Persia para salvarse del decreto real que ordenaba matarlos. ¿Cómo podía calificar el Tribunal de la Inquisición a quienes confesaban rendir culto a Santa Ester ayunando tres días en febrero o marzo?  Lo calificaban de confesión del pecado de judaizar y mandaban al hereje a la hoguera, en persona, si lo tenían a mano, o en efigie, en un dibujo sobre un madero, si el condenado había logrado escaparse.

El profesor Moshe Orfali de la universidad de Bar Ilan habla del ayuno de Ester como costumbre de los descendientes de cristianos nuevos, especialmente en México.2 Explica que los criptojudíos (judíos ocultos) sentían que vivían en continuo pecado al simular ser católicos. El versículo ”Ester no reveló al Rey su pueblo ni su parentela”  era un reflejo de la  forma de vida de los criptojudíos  que  entendían que su situación había sido ya profetizada en el  Libro de Ester . Las mujeres criptojudías se identificaban con la Reina Ester, rendirle culto les daba esperanzas, porque ella logró la liberación del pueblo hebreo. Asi que realizaban el ayuno tres días como Ester lo ordenó en su tiempo, con la esperanza de ser libradas tal como fueron librados los judíos del decreto del Rey persa y su ministro Haman.

El ejemplar del primero de julio de 2017 del diario L´ Osservatore Romano, en internet, trae un artículo de la Profesora Anna Foa, docente de Historia en la Universidad de La Sapienza de Roma. Ana Foa sostiene que “la práctica de los criptojudíos estaba tan lejos del judaísmo como del cristianismo“. Para esta profesora, las distintas fechas de celebración de Santa Ester, la luna llena de febrero por los criptojudíos y el 1 de Julio por la Iglesia Católica, de por sí sola muestra cuánto diferían el mundo cristiano y el criptojudío.3

En los expedientes de procesos de la Inquisición de México, acusaban a las mujeres del pecado de “judaizar” ¡por tantos detalles! Por no cocinar cerdo ni conejo en la casa.4  Por ponerse camisa limpia el sábado. Por ayunar algún día de Setiembre en recuerdo del “Dia Grande” (así era conocido Yom Kipur, Día del Perdón), por guardar el ayuno de Santa Ester. Un ayuno requería precauciones, porque los sirvientes podían denunciar lo que estaba sucediendo en la casa. Los expedientes de la Inquisición revelaron ardides curiosos. Por ejemplo, enviaban a los sirvientes a un recado y se ensuciaban los platos para dar la impresión de que todos habían comido. Otras veces, la familia simulaba una pelea a la hora de la comida, para que alguno, dándose por ofendido, saliera dando un portazo y todos los familiares detrás de él, para consolarlo. El medio ayuno de Santa Ester en Febrero, podía disimularse con un día de comida de campo, donde las canastas de comida se abrían después de caer el sol.

En expedientes de la Inquisición en México aparecieron testimonios diciendo que las mujeres de la familia encendían velas en honor de Santa Ester y tenían una comida en común, sin carne, al caer la noche y terminar el ayuno. También hubo condenados que confesaron que las mujeres de su familia se dividían los tres días del ayuno de Santa Ester entre ellas, ayunando una cada día.5

En el arte religioso de México de la época colonial, se encuentran imágenes y retablos de ángeles y de Santos. Era usual que las casas guardaran algún retablo en sus casas.  Las estatuillas son de madera o chapa de metal recubierto con una mezcla de yeso, pintada y luego barnizada. Mientras que en muchas imágenes los Santos se muestran de cabello rubio y ojos celestes, a Santa Ester se la reconoce por el cabello pintado de negro, fondo de cortinados de color rojo, una corona en la cabeza adornada de ramas de mirto y una rama de mirto en la mano.  (Tengamos presente que mirto en hebreo se dice hadas, y el verdadero nombre de Ester era Hadasa, según dice el Talmud en el Tratado Meguila).

Las mujeres criptojudías en América colonial se refugiaron en el culto a Santa Ester o Santa Esterica, como a veces la llamaron. Se identificaron con la Reina Ester porque ella escondió su identidad hebrea para convertirse en la esposa del rey y vivió, como los criptojudíos en América, en duplicidad religiosa. Las tradiciones de la fiesta hebrea de Purim, que conmemora el episodio bíblico de Ester estaban olvidadas, los criptojudíos conocían solamente lo que podían leer en la versión católica de la Biblia, y de allí rescataron la práctica del ayuno, siguiendo literalmente lo que hizo Ester, que ayunó antes de ir a pedir al Rey de Persia que salvara a su pueblo de la aniquilación. Los criptojudíos tomaron como profecía de su tiempo la frase bíblica “Estos días de Purim nunca abandonarán a los judíos, ni su recuerdo será perdido entre sus descendientes“.  Los expedientes de la Inquisición dejan ver que muchas de estas mujeres de la época colonial declaraban rezarle a Santa Ester, aprendían y sabían repetir de memoria el versículo de la Biblia que daban en llamar  “la plegaria de Ester”. “Anda, junta a todos los judíos que se hallen en Susa, y ayunad por mí, no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día, yo también y mis doncellas ayunaremos del mismo modo y así entraré a ver al Rey, aunque no sea conforme a la Ley, ¡y si me muero, que muera!” 6

Ciertamente, estas mujeres no eran católicas sinceras y tampoco podían ni sabían vivir como judías. Rezaban, ayunaban, pero a medida que pasaron las generaciones, mayor fue el desconocimiento de sus raíces.   Esa identidad especial, que se sabe descendiente de criptojudíos, bautizada y casada como cristiana pero que no quiere pisar una Iglesia y al mismo tiempo rechaza volver al judaísmo, la he visto por mí misma en Mayo del año 2017 al conversar con los descendientes de criptojudíos en Portugal, en los pueblos de Castelo de Vide y Belmonte y  la cercana ciudad de Trancoso, que pertenece a España. Una identidad única y diferente, dividida, católica en la superficie, judía en su idea del “deber ser” pero sin saber cómo y tampoco querer serlo.

La Inquisición española finalizó formalmente en 1834, y desde finales del siglo XX hay muchas familias en México y en algunas comunidades de América Central y Brasil que sospechan ser descendientes de criptojudíos. Hay grupos que en los últimos años buscan sus raíces. ¿Cómo reaccionan esas familias frente a estas investigaciones? A muchos no les importa, son sucesos de hace más de 500 años. Algunos no quieren que se publique ni que se mencione ese dato de su familia. En grupos pequeños, en los últimos tiempos, han aparecido en varios lugares las “comunidades emergentes”, pequeñas minorías que quieren volver a sus raíces hebreas. Se están organizando, estudiando sus familias de la época colonial, investigando y haciéndose escuchar en encuentros de congresos y conferencias, especialmente en Estados Unidos .Suelen pedir y consiguen apoyo de varias organizaciones internacionales.

1 Ester 4:15-17.

2 Ver Conferencia del Prof Moshe Orfali  del Departamento de Historia Judía  de la Univ. de Bar Ilan, en la publicación  en Internet del 23 de febrero de 2002

3 Ver de Ana Foa, “Eretici, storie di streghe, ebrei e convertiti  . [Heréticos, historias de brujas, judíos y conversos). Società editrice il Mulino  Bologna, 2004 . 

4 Cerdo y conejo son animales impuros para la ley hebrea.

5 Así figura en el  proceso contra Gabriel de Granada en la Inquisición de México de 1643.

6  Ester  4: 16.