Después de 80 años, una sobreviviente de la Shoá se reencontró con su amiga de la infancia

02/Mar/2021

Ynet Español- por Adrián Olstein

Ynet Español- por Adrián Olstein

Eran compañeras de colegio en Berlín cuando la Noche de los Cristales Rotos convulsionó la vida de la comunidad judía y dio comienzo a los hechos aberrantes del Holocausto. Michelle Reich, del Museo Interactivo de Chile contó los pormenores de un encuentro que se demoró ocho décadas, pero llegó. Foto: Imágenes del reencuentro (Fuente: Museo Interactivo Judío de Chile)

Cuando Ana María Wahrenberg, sobreviviente de la Shoá y actual ciudadana de Chile, se ofreció a prestar testimonio acerca de los episodios que le tocaron vivir en su infancia en Berlín, no imaginó que comenzaría ese día un nuevo capítulo en la reconstrucción de su historia que la llevaría a encontrarse ochenta años después con su amiga de la infancia y compañera de colegio en Alemania.

La historia comienza en noviembre de 2020 cuando la pandemia de coronavirus trasladó las conferencias, seminarios y testimonios a espacios virtuales. Al cumplirse el aniversario de la Noche de los Cristales Rotos, Wahrenberg ofreció su testimonio en un encuentro virtual organizado por la Red Latinoamericana para la Enseñanza de la Shoá (LAES).

Una atenta espectadora de la charla, Noa Gordon, archivista del Instituto para la Historia Visual y la Educación de la Shoá (USC Shoah Foundation, por sus siglas en inglés), se lanzó a la búsqueda entre las miles de horas de archivo que recopila la fundación, de uno de los datos que Wahrenberg contó durante su relato. En Berlín, en su infancia, había tenido una gran amiga con la cual habían prometido volverse a ver. Gordon contaba con un nombre y algunos datos biográficos para iniciar su búsqueda.

En otra parte del mundo y en el año 1997, Betty Grebenschikoff dio su testimonio al USC Shoah Foundation. En su relato, la mujer, actual residente de Estados Unidos, le cuenta al entrevistador acerca de una amiga que recordaba con mucho cariño. De hecho, detalla Betty, siempre que habla sobre su vida la menciona.

“Su nombre es Anna Marie Wahrenberg. Nunca supe lo que pasó con ella y siempre me pregunto si algún día escuchará esto. Ella era mi amiga, fuimos al colegio juntas desde muy pequeñas y jugábamos juntas. En 1939 nos tuvimos que despedir; mi familia se iba a China, fue muy difícil porque éramos mejores amigas. Se suponía que nos escribiríamos pero nunca lo hicimos y nunca más volví a escuchar de ella. No sé lo que le pasó. Quizás murió en la guerra, pero no estoy segura”, relató Betty en ese entonces.

Michelle Reich trabaja para el Museo Interactivo de Chile, una de las instituciones fundadoras de la red LAES. En diálogo exclusivo con Ynet Español cuenta que las coincidencias entre el relato de Betty en Estados Unidos y de Ana María en Chile, eran muchas. Sin embargo Ana María se mostró escéptica.

“Cuando le contamos acerca del testimonio que encontramos de una mujer en Estados Unidos, nos dijo que no, su amiga no se llamaba Betty, sino Ilse, y se había ido a Shangai”, afirma Reich. Insistieron en su búsqueda y descubrieron que efectivamente el primer destino de la familia había sido China y que la mujer se había cambiado el nombre y usaba su apellido de casada.

La investigación siguió y desde el museo de Chile comprobaron que el nombre de la infancia de la mujer era Ilse Kohn. “Ahí se encendieron las alarmas y hablamos con las familias de ambas”, cuenta Reich. “Nos enteramos que Betty en Estados Unidos también da charlas en colegios y hace la misma vida que Ana María acá”, agrega.

El encuentro se organizó a través de la plataforma Zoom y para sorpresa de las familias, las dos sobrevivientes de la Shoá, después de 80 años de dejar atrás Alemania, comenzaron su conversación directamente en alemán y casi sin preámbulos ni solemnidades fueron a recordar a las maestras de su colegio, que por su severidad y mal carácter, persistían en su memoria.

La pandemia no les impide soñar, y las dos mujeres planean para septiembre un viaje que las encuentre de manera presencial. “Ambas se dedican a dar su testimonio en colegios, y encuentran que esa es su misión en la vida y que por eso Dios las mantuvo con salud hasta este momento para que puedan encontrarse”, concluye Reich.