La legislación mexicana no sólo prohíbe el trabajo de los menores de 14 años, sino también de los mayores de esta edad pero menores de 16 que no hayan terminado su educación obligatoria. A pesar de estas restricciones legales, y en contravención a los estándares internacionales, hoy en día existen familias que asignan a los niños la realización de ciertos trabajos de manera habitual.
