Hasta que comenzaron las revoluciones en el mundo árabe, Gene Sharp era un nombre apenas conocido por académicos y autócratas. Estos últimos, porque sabían que el autor de manuales que identifican las vulnerabilidades de las dictaduras y cómo desarmarlas sin la fuerza era alguien de temer. Los militantes de las agrupaciones juveniles que derrocaron al líder tunecino Zine el Abidine Ben Ali y al egipcio Hosni Mubarak eran discípulos de las ideas de Sharp, cuyos libros descargaban de Internet.